domingo, 13 de noviembre de 2011


Y volvió un día, cuando el dolor fue público


Nota publicada en Red Mujeres con Cristina. (Noviembre,2010)

 Por Alejandra Rodríguez

Durante los días tristes y aciagos posteriores a la muerte de Néstor Kirchner, experimentamos - como pocas veces en la historia – la necesidad de encontramos, escucharnos, pensarnos, leernos, contarnos, interrogarnos, compartir el desamparo, sentirnos en comunidad.

Juntos. Dolidos. Fuertes.

A partir del vacío que nos dejó nuestro líder, entre conversaciones y reflexiones vamos haciendo del dolor un relato, intentando encontrar un orden, un sentido al dolor, y con él a nuestras acciones presentes y futuras. Estamos escribiendo en las páginas de la historia nuestro relato colectivo, expresado en innumerables artículos, semblanzas orales y escritas.

Cada narración, cada relato, es el mundo que nos vamos re inventando entre todos. Nuestro pensamiento herborizado y múltiple expresa lo político, ya que no es sólo un proceso interno, es entre nosotros, inter subjetivamente. Tal vez lo más importante de la política no sea explicarnos bien, ni hacer buenos diagnósticos, ni escribir acertados análisis, sino animarnos a suspender las certezas, abrir la palabra como puente extendido hacia los demás, hacer que otros reflexionen con nosotros, algo así como encontrarnos en las vivencias y las palabras de los más.

Y mientras hacemos público el dolor y lo comunicamos, vamos verificando el proyecto político que estamos construyendo. La posibilidad de una experiencia que pueda ser emancipatoria requiere, según Rancière, asumir el riesgo de la verificación, de inventar individual y colectivamente las formas de esa verificación.

Y allí, en contrapunto con la muerte, reaparece la política viva, reestrenándose a si misma.

Potente. Convocante. Sorprendente

Se balbuceaba su retorno desde hacía un tiempo, pero no imaginamos el despliegue de su potencialidad ciudadana en acto. La política explotó desde adentro mismo del pueblo. Rompió pronósticos y análisis. Trascendió lo pensado. Con la vida y la muerte de nuestro líder, la felicidad fue dolor público y fue potencia del pueblo. Las voces y los rostros antes silenciados e invisibilizados encarnaron la reaparición de la política viva. La política está entre nosotros, se mueve en territorio conocido, no excluye a priori, es promesa de producción de igualdad. Ella camina de la mano de nuestro líder, será tal vez porque él hizo lo que parecía una proeza, reconectarnos con la política como vida social, como herramienta de transformación y como práctica de todos, invitándola nuevamente a ser parte de nuestra experiencia cotidiana. Ese es el legado que supimos conseguir.

La política tiene rostro de mujer, camina ahora entre nosotros y nos extiende la mano. 



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