jueves, 12 de enero de 2012

La política que despolitiza
Las nuevas derechas globales: del espectáculo al corazón
Publicada en La Nave, revista de pensamiento político. Año 2 Nº 4. (Dic. 2011)

Por Alejandra Rodríguez
“Hay una estética de la política en el sentido
en que los actos de subjetivación política redefinen
lo que es visible, lo que se puede decir de ello
 y qué sujetos son capaces de hacerlo”.
Jacques Ramcière,[1]

Lejos de pensar en el fascismo italiano o la Alemania de Hitler, la reflexión sobre la relación entre totalitarismo y democracia cobra dimensiones significativas en el presente a la hora de pensar en la conformación de las nuevas derechas globales.
El surgimiento del empresariado en los asuntos políticos, una religiosidad espectacular que congrega multitudes, y el poder mediático,  son formas locales que adquiere la alianza entre capital financiero internacional, la economía modernizada y  las expresiones culturales religiosas. Sus estrategias políticas se orientan al debilitamiento de la democracia participativa y operan limitando el rol del  ciudadano al de espectadores ‘voyeur’,  dispuesto al entretenimiento o el fanatismo religioso mientras los ‘políticos’ y los ‘expertos’ se encargan de la cosa pública. Esto nos plantea la necesidad de pensar en los enigmas sociales de la sensibilidad e identificar las formas del enlace entre mundo  global y mundo privado. La pregunta por el status de las representaciones que definen a los nuevos sujetos y esas formas que operan sobre las subjetividades sociales se hacen visibles en las performances de pastores religiosos, empresarios devenidos políticos y personajes mediáticos.
Nos proponemos en éstas líneas un recorrido por algunos escenarios con sus personajes y discursos:
En la Avenida 9 de Julio, un mega escenario iluminado con una puesta en escena a lo Shakira u cualquier otra presentación de taquilla mundial, promocionado por una fuerte campaña publicitaria, con una estética de espectáculo y el eslogan "Buena música y Buenas noticias", hace su presentación Luís Palau, el pastor evangelista argentino nacionalizado en Estados Unidos. Lo acompaña una multitud de gente, seguidores fervientes a quienes les habla de valores éticos y religiosos. Según consta en su sitio oficial  ha sido orador ante más de 22 millones de personas en 22 países. Su dispositivo incluye congresos, seminarios y conferencias – festivales que alternan sus discursos con recitales de grupos musicales y cantantes populares.
En el televisor encendido de cada noche,  Marcelo Tinelli - el reconocido conductor televisivo y empresario, ex -relator de fútbol y devorador de alfajores enteros-  hace bailar a todos por un ¿sueño? La construcción mediático-popular de soltero codiciado y exitoso, conserva algo del pibe de pueblo, familiar y sensiblero, un tipo común qué con esfuerzo y trabajo llegó a ser famoso y millonario. En su programa la vida se resuelve “bailando por un sueño”, un sueño que solo es una excusa para el desfile de escenas bizarras, escandaletes novelescos y coreografías que tienen al cuerpo de la mujer como fetiche de atracción, todo recortado sobre el fondo de una superproducción televisiva.
En la Ciudad de Buenos Aires, el empresario Mauricio Macri llega a la Jefatura de Gobierno (elegido por el voto popular) luego de ser Presidente del Club Boca Juniors. Ofrece sus propuestas cual productos en el mercado, las que  acompaña con la promesa de trasladar su capacidad de éxito empresarial al terreno de lo público.  Su campaña recreada en la diversión de un pelotero de globos de colores, tuvo como eje de la estrategia comunicativa la apelación al ‘vecinalismo festivo’. Mauricio le habla a un electorado despreocupado de tomar partido o comprometerse por los asuntos comunes, un votante consumidor y autista.

El filósofo alemán Jürgen Habermas[2] describe un conjunto de valores que caracterizan a  la nueva derecha global, a saber: el ideal del hombre rico, emprendedor y eficaz;  la importancia del mérito personal, de la ‘diferencia’ como un bien superior; la política como una suma de ‘acciones exitosas’ y el rol de los ciudadanos organizando su intervención (cívica) en los asuntos públicos a través de un sistema de intercambio,  que equivale a un mercado. El pastor que oficia como portavoz de la civilidad, el empresario mediático y el candidato empresario encarnan estos valores y representan formas de identificación masivas como parte de la saga despolitizadora.
En Palau, la dosis de comunidad internacional se entrelaza con la situación personal de sus seguidores y se refuerza con la propia historia del pastor, referencia última para los congregados, le habla a lo “descarriados” para que sean personas de bien.  Esto decía al abrir el Festival en la  9 de Julio “La Argentina está viviendo un despertar espiritual seguido por todo el mundo a través de 40 mil computadoras encendidas. Dios está haciendo una obra grande en la Argentina. ¿Cuántos de los que está aquí son solteros o solteras? Yo sé  porque vinieron…están buscando novio o novia, por eso vinieron. Les recomiendo mi libro “Con quien me casaré”, está en todo los kioscos, cómprenlo, así se casan bien”.
Tinelli, reedita diariamente un contrato con sus telespectadores reafirmando al pibe de Bolívar - que podría ser cualquier televidente -  le habla al tipo común, al soñador. Por su parte, Mauricio con su discurso vecinalista, teñido de falsa armonía, se dirige al vecino molesto por los trapitos que cuidan los autos o por los manteros que complican el buen vivir de la Ciudad Autónoma: “Quiero decirles que cada día estoy más enamorado de esta Ciudad y decirles a todos los vecinos que voy a seguir tocándoles el timbre porque necesito escucharlos, que estemos cerca, que estemos unidos, porque Juntos Venimos Bien. Juntos Venimos Bien.”.

Esto discursos, apelan a la estrategia de la proximidad entre ellos y los que escuchan, intención que a la vez refuerza la distancia, la brecha entre los que miran y los que actúan. Distantes de la noción de igualdad, descansan en la idea de la individualidad, con un poder de convicción inédito que construye realidad y que tiene detrás apoyos sociales masivos. Un mix que combina la construcción espectacular con la dimensión singular, una forma de entrar (modelar) al mundo privado de las personas. Así, la derecha global, en tanto modelo del nuevo espíritu capitalista hace presente en cada momento de la vida social, de la comunicación y la opinión pública los procesos de globalización. Según Chantal Mouffe[3], su éxito se debe, por un lado, a la articulación de demandas democráticas reales que no son tomadas en cuenta por los partidos tradicionales y por el otro, a la eficaz consciencia que tienen de la “dimensión afectiva de la política”, de las necesidad de movilizar pasiones y cierta forma de esperanza, según la creencia de que las cosas podrían ser diferentes. Son ejemplos de ello el eslogan de  Francisco De Narváez  en la última campaña: “El cambio comienza un día” o el de Sebastián  Piñera en Chile cuyo jingle fue un cover “Quiero gritar que te quiero” - del grupo argentino Los Náufragos-   modificado a “Quiero gritar viva el cambio”. 
En este sentido, es necesario introducir en el devenir político una lectura en clave estética, entendida ésta como la forma en que se organiza nuestra percepción de la realidad, nuestra relación sensible con el mundo. Hoy, la pregunta por los enigmas sociales de la sensibilidad, por los mundos recombinados, resimbolizados,  es una pregunta estética más que política, ya que en esa percepción y organización se producen jeraquizaciones, se moldean subjetividades y se configuran los imaginarios colectivos. La disputa de estos tiempos se dirime en la manipulación de los estados de ánimo, en las ficcionalizaciones  de lo real, en la imposición de los imaginarios, en la puesta en escena, en lo que concierne al mundo privado, al inconsciente, a la imaginación, a la imagen y el montaje de los hechos y las cosas, es decir, territorio estético y político.


[1] Rancière, J., (2010), El Espectador Emancipado, Buenos Aires, Bordes Manantial.
[2] Habermas, J., (2004), Tiempo de transiciones, Trotta, Madrid.
[3] Mouffe, Ch., (2009), En torno a lo político. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

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